Murcia
Instagram del Ayuntamiento de Murcia
Youtube del Ayuntamiento de Murcia
X (Twitter) del Ayuntamiento de Murcia
Facebook del Ayuntamiento de Murcia
TuMurcia
El Carmen

Visor de contenido web Visor de contenido web

Recorrido histórico

Conocido como "El Barrio", el Carmen es el barrio más entrañable de la ciudad de Murcia. Fundado sobre los restos de un antiguo arrabal medieval, que se remontaba a época árabe, El Carmen cuenta entre sus tesoros con la sede de la Cofradía de la Sangre, la cofradía más huertana y murciana de la Semana Santa.

Iglesia de Carmen, hoy

Un cronista árabe llamado Ibn Sa'id, que vivió en el siglo XIII, describió una vez Murcia y sus alrededores: "Murcia es una gran metrópoli, de rango ilustre y de mucho poderío. Entre los lugares de esta ciudad dignos de ver, gozan de fama: al-Risaqa (Arrixaca), al-Zanaqat (las callejuelas) y al-Harilla, un pueblo de hermosas vistas, a la orilla del río de Murcia". Con estas palabras señalaba la existencia de un primitivo arrabal, precedente del actual que durante la Edad Media recibió un importante impulso con la fundación de una ermita de San Benito por el dean de la Catedral Martín Selva a instancias del Obispo Comontes en 1451: nacía así el arrabal de San Benito.

Durante la Edad Media, este arrabal cumplió una importante función en el panorama social, pues mientras que al otro lado del río se encontraba el alcázar de la ciudad, con una imponente torre que franqueaba el paso por el puente, en las inmediaciones de la actual plaza de Camachos, unas pequeñas posadas y un parador real ofrecían cobijo a los mercaderes o visitantes que no habían podido entrar en la ciudad cuando sus puertas habían sido cerradas con el ocaso del día. A su vez, pequeñas alquerías vecinas reunían a los huertanos que trabajaban las tierras de sus alrededores, regadas por las acequias de Alharilla, Almohajar y Barreras o Alfande; torres como las de Galtero y Alburquerque, la torre de Pato o de Saavedra y, también, la torre de Romo.

Sin embargo, no fue hasta mitad del siglo XVII, como consecuencia del asentamiento de la orden de los carmelitas calzados y los capuchinos cuando el barrio comenzó a experimentar un empuje significativo: durante el siglo XVIII se diseñó y construyó la plaza de Camachos, destinada a coso taurino; a la vez que los aires de la ilustración borbónica proyecta alamedas y un jardín botánico que ha sobrevivido al paso del tiempo. En ese siglo, además, se produjeron dos hechos fundamentales en la historia del barrio: por un lado la Archicofradía de Sangre -los populares "coloraos"- se establecieron definitivamente en la Iglesia del Carmen, como entonces ya se le conocía por estar al cuidado de los carmelitas calzados; por otro, Carlos III instituyó la calle Cartagena como principal ruta de salida hacia la ciudad portuaria lo que contribuyó asu posterior desarrollo industrial.

Plano de las alamedas y jardín botánico (s. XVIII o XIX)

El siglo XIX hizo que barrio se transformara radicalmente. En la primera mitad del siglose produjo la exclaustración de las dos citadas órdenes religiosas con la consiguiente pérdida de sus edificios conventuales y el traslado de sus tesoros artísticos. Y a lo largo de la segunda mitad del mismo, con el tendido de la vía férrea y la construcción de la estación, se produjo una progresiva industrialización del barrio, que atrajo una gran población proletaria y terminó por urbanizarlo. De hecho, durante el siglo XIX y el XX, la concentración de población -en numerosas ocasiones en una precaria situación que progresivamente mejoró- hizo necesaria la instalación de molinos de harina, un matadero y una fuente de agua, proveniente de Santa Catalina.

En la actualidad, el barrio de El Carmen ha perdido parte de ese ambiente industrial aunque conserva algunos de sus vestigios como la estación de trenes, la vía férrea y algunas fábricas reconvertidas en bloques de viviendas. Además, la llegada de nuevos vecinos de numerosas nacionalidades ha hecho que este barrio se haya convertido enun singular mosaico de culturas, costumbres y religiones que no han hecho sino enriquecer su larga trayectoria histórica.

Lugares con historia

Son muchas las esquinas, los callejones y los solares que esconden una parte de la historia de un barrio, a continuación, a través de un recorrido, vamos a relatar algunos detalles, anécdotas y curiosidades, como ejemplo del enorme esplendor del barrio de El Carmen.

Virgen y Puente de los Peligros

Arrancamos nuestro itinerario para conocer el barrio en el denominado "Puente Viejo" o "Puente de los Peligros". Es el puente más antiguo de Murcia: erigido en 1741 tiene en el extremo del barrio de El Carmen una hornacina que guarda una imagen de Sánchez Araciel de una Virgen de gran devoción entre los murcianos, denominada Virgen de los Peligros.

Al otro lado podemos contemplar el complejo de los molinos del río, un conjunto de antiguos molinos harineros, que datan de 1806 -al menos cuando se registraron por primera vez en el padrón municipal- y que junto a otros molinos como el de San Francisco o del marqués, salpicaban el paisaje de la orilla del río a su paso por la ciudad. Más allá de estos molinos, hacia levante, se encontraba, desde la Edad Media, el mercado de ganado.

Descendemos las escaleras situadas a los pies de la hornacina. Es terreno con historia: antiguamente, desde el siglo XVI estaba ubicado el matadero municipal, que después fue reubicado. Ellas nos invitan a conocer elpaseo del Escultor Juan González Moreno, que nos conduce al Museo de la Ciencia y el Agua y al antiguo Cuartel de Artillería, hoy reconvertidos sus bellos barracones en un complejo de servicios.

Salimos a la calle Cartagena y la remontamos para alcanzar una de las estrechas calles que nos acercan a la Iglesia del Carmen y la plaza de González Conde. Recordemos que la calle Cartagena fue abierta a instancias de Carlos III en el tercer cuarto del siglo XVIII para sustituir al antiguo camino de La Alberca.

La plaza de González Conde se abre para acoger a los recién llegados de la antigua carretera de Lorca, Cartagena y del ferrocarril. Ha sido un lugar de mucha historia: mientras se llamó de la Media Luna, poseyó un importante teatro hasta mitad del siglo XX cuando fue reconvertido en cine; en ella se abrió una de las primeras fuentes de Murcia, allá en 1890.

En cuando a su vecina, la iglesia del Carmen, podemos decir que se erigió en el lugar de la antigua ermita de San Benito, fundada en 1451 por el dean Martín Selva. Con el asentamiento de los carmelitas calzados en sus inmediaciones pasó a denominarse iglesia del Carmen. Fue reedificada hacia 1720 y es sede de la Archicofradía de la Sangre, cuyo museo ocupa el inmueble contiguo.

Titular de la archicofradía de la Sangre, en procesión

A las espaldas de esta iglesia, se encuentra la célebre alameda de los capuchinos. Esta calle surgió a causa de la desaparición del convento de los capuchinos en el siglo XIX. Su presencia allí se remontaba al siglo XVII cuando por concesión concejil la orden capuchina de San Antonio de Padua se establecióen 1626 a instancias de Antonio Fontes Pagán. Un asalto en 1834 hizo que el convento fuera quemado. Un apunte: tan devotos eran de la imagen de la Virgen de la Fuensanta que influyeron decisivamente en su conversión en patrona de la ciudad en 1694.

Pasamos al hermoso jardín de Floridablanca. Recibe su nombre por José Moñino, conde de Floridablanca, que fue ministro de Carlos III y preclaro político español hasta su muerte en 1811. Durante su participación en la política murciana fue uno de los impulsores del jardín botánico y de la urbanización del barrio. Este mismo jardín botánico perduró hasta el siglo XX en que fue trasladado a los jardines de Malecón. En 1849 se erigió la estatua que hoy contemplamos. Fue realizada por el insigne escultor Baglietto, con un coste de 10.000 reales.

Cruzamos este jardín y desembocamos a la calle Ricardo Gil, que debe su nombre por un poeta autor, entre otras obras, de la Caja de Música, que murió muy joven en 1907.

Y llegamos a la plaza de Camachos. Fue ésta la primera plaza de toros de Murcia. Edificada entre 1742, fecha en que entregó Jaime Bort el proyecto y 1769 cuando se finalizó. El nombre proviene del marques-gobernador de Murcia que en 1854 se enfrentó a una epidemia de colera con notable éxito y reconocimiento de sus conciudadanos.